"He visto un pájaro de anochecido vuelo..."
Desde la escuelita, por una trampa de la perspectiva, el hotel de Tomas
parecía una construcción aplastada y pequeña. Sin embargo, su interior era amplio y soleado. Las paredes prolijamente encaladas contribuían a resaltar el aljibe que dominaba el centro del salón y que ya en aquel entonces, principios de los cincuenta, llamaba la atención de los escasos visitantes que se atrevían hasta Puelches.
El hotel era un oasis y seguramente había conocido épocas mejores. En
uno de sus costados permaneció durante mucho tiempo el esqueleto de una canoa
que era más elocuente que mil palabras. Hacia el Oeste, a pocas decenas de
metros, se erguía aburrido el puente de metal mientras abajo el cause del Curacó
luchaba infructuosamente contra el
implacable sol del verano que lentamente consumía los últimos vestigios de
tiempos de gloria. Quizá cantaba una calandria.
Desde allí, emergiendo de la niebla, se veía a Juan Carlos con un
eterno ramito de flores. Los domingos era el ritual de los asados, una fiesta
la ceremonia del encuentro. Juan Carlos Bus triazo, el joven y pulcro
telegrafista; un comisario de apellido Triay sorprendentemente ilustrado, Tomas,
Tentham y a veces, el juez Lana. Por
supuesto las dos maestritas y el flamante agrónomo.
La reunión se extendía hasta la noche y todos se ponían a cantar la
única zamba que conocían íntegramente. Los Sones de La Candelaria inundaban el
monte y a lo lejos, seguro, era como el rumor del agua.
Luego la magia vistió otros ropajes. Juan Carlos fue a Los Berros,
bendijo el romance de la lagunita y el monte en Guatraché, volvió a celebrar el
agua bajo el viejo puente de Santa Isabel y confirmó a la luna su destino
trovador.
Más tarde le
mojó la oreja a la existencia y charló con los dioses de la madrugada. Usó al
amor como una brújula pero a veces la soledad estableció inciertas singladuras.
¿Cuál Juan Carlos? ¿El buscador
de tesoros en Macachín, o el que se hunde por las noches en el piano de Mendía
y un estilo de Mareque en la guitarra? Dicen que anduvo de linyera y por allí
fue flamenco rodeado de calandrias. ¿Cuál? ¿Acaso el búho y nictálope con su linterna de cuatro elementos?
Una clave de
sol le regaló una estrella, luego la perdió y comenzó a buscarla.
Juan y el vino alucinado, artero y cruel como el olvido. Dejó de estar
y fue su manera de decir aquí estoy.
En estos días
se abriga la sospecha que arregla con las musas su nuevo itinerario. En
septiembre se sabe, florecen las retamas.
Después de tanto tiempo, de casi tres años, sus pasos lo regresaron a
la callecita Florida de tantas trasnochadas.
Entró, tocó la
casa como deslumbrado y en la pared del fondo su retrato le devolvió la mirada.
Después navegó en un mar de colores con Raquel y se arrulló con los chicos como
si fueran pájaros.
Un nuevo Juan, sostienen las hojas de este otoño, está naciendo. Sus
obsesiones están ahora orientadas por urgencias más domésticas y coyunturales.
¡Ay, estas manos y estos ojos que no quieren leer! ¡Ah! ¿Dónde me iré cuando
deje el hospital?
Lo demás sigue casi igual. El matambre en la casa de Dora y el mate
demorado en los Teresos; el otro sábado, comenta, llegó hasta la calle Estrada
y fue de Sombras, nada más; asado en lo de Lalo y qué es de Edgar, Miriam, Los
Guillermos, Pablito y los demás.
Ayer, es bueno que se sepa, estuvo el Penca. La niebla del domingo lo
trajo de repente. Espectros de alegría danzaron a su lado y algunos aseguran
que una breve sonrisa alcanzó a mojar sus labios. Fue ayer mientras el diario
anunciaba que el Curacó está llegando al Colorado.
JCP junio 1993
¿DUERMEN TODOS LOS
PAJAROS DE NOCHE?
A todos se los
lleva el frío la oscura
luz del
mundo? Se ponen todos torpes?
Todos los
pájaros mueren de luna?
He visto un
pájaro de anochecido
vuelo Se mueve
manso se desliza
agudamente
ágil por el frío
parece una
luciérnaga en huída
He escuchado
su canto silencioso
su
desborde bajo la luna inquieta
De mágica
embriaguez enamorado
Es un ser que
me ensordece los ojos
me rebalsa de luz me desespera
Es un
poeta un hombre un pájaro alto!
Ricardo Vaquer 12.10.79