A,O.Olaechea |
(fotos Eduardo Pérez(
La memoria es un tatuaje del alma. Se lleva en la conciencia y obedece a sus dictados. Indeleble, eterno, nos dice quiénes fuimos y revela lo que somos. Testimonio para presentir destinos y decidir qué haremos
A,O.Olaechea |
Ese
hombre
Lo veo
andar incierto, con paso vacilante, trastornado. En ocasiones, por esos peregrinos
efectos del crepúsculo , su sombra se desgaja y florea una espectral coreografía
a sus espaldas.
Alguna
vez este hombre fue fuerte, vigoroso. Bebió los vientos de las tempestades y
con sólo extender sus brazos, en un simple ademán jamás pensado, tomó a la
ternura en la cintura y la invitó a recorrer con él sus mil oficios.
Así
fue estibador, cobrador de cuentas incobrables, changarín, aprendiz de
panadero, peón de albañil, cortador de ladrillos, desempleado.
Yo
conozco a este hombre desde años. El me enseñó que el macho del caldén es el
más duro, que el pan leuda mejor en los regazos, que la cola de la iguana es
comestible, que para ver hay que mirar de nuevo. Y dijo más: que no hay que gastar los pantalones en las
rodillas y que la vida no es vida sin un amor que la acompañe y un hijo que le
alegre las mañanas.
Este hombre
que digo, este señor que pasa cabizbajo, convivió con el hambre y las tristezas
y alguna vez, de puro mozo, coqueteó con la muerte a cuchilladas.
Lo
dejé de ver una estación de otoño por cosas que no vienen al caso. Por eso me conmuevo
ahora que contrasto su andar extraviado con memorias de tiempos que fueron más
gratos.
Dicen
en el barrio que por falta de trabajo salió una noche negra a asaltar un mercado. Su hijo, que lo vio muy
extraño, partió tras su figura a desentrañar el misterio y se topó con una bala
a mitad del camino.
Pasa, el viejo pasa ensimismado y me subo a su sombra... a acompañarlo.
La casa es el umbral ( Mínima canción de contingencia) Retumban esas suelas...