(estamos alcanzando las ocho mil lecturas, lo que colma nuestras expectativas desde que, hace menos de un año, esta página cobró cuerpo y regularidad. Gracias, estos textos no tienen dueño.Pertenecen a quien los asumen, a quienes despiertan alguna emoción o consideración.En fin, tienen como patrón y destino las ocho mil miradas condescendientes, generosas, solidarias de estos tiempos que vamos construyendo)
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"...Ha llegado la
hora de aprovechar la noche para pensar el nuevo día. Y soñar.
¿Soñar?
¡Sí!, Pero que
los sueños sean sueños. Esto es, imaginar los sitios donde seremos felices y
comenzar su construcción, ladrillo a ladrillo. Vale la pena el intento. Además,
como se sabe, soñar no cuesta nada.
Soñar, hacerlo
fuerte y bien hasta conjugar la primera persona del plural.
Soñar, un sueño
tan grande como será la nueva casa. Y que no quede nadie afuera: ni el abuelo
de rostro crispado, ni el joven que borra el rastro del regreso, ni los niños
que ayer tiraban piedras a la luna y hoy arrojan ladrillos a los trenes. Todos
claro, menos los asesinos de los sueños porque para ellos no será el reino de los
cielos.
Barajar y dar
de nuevo, ganarle la partida a la guadaña. Serruchar de una vez al as de
bastos, aprender de La Pampa y sus sabios hacheros: el fuego no penetra
donde ya estuvo el fuego.
En fin, un
sueño con todas las de la ley. O mejor, con la ley para todos.
Hacia el
amanecer un suave sonido penetrará por las ventanas. Vendrá de abajo y crecerá
de a poco, como los trigales. Irá cubriendo todos los espacios, como un estilo
en las guitarras e irrumpirá potente por la mañana... como los sones de la
calandria.
Será el momento
de levantarse. Allí está el sol. Elevemos la mirada para celebrar sus rayos y
en un ademán, en un gesto común, emprendamos la tarea cotidiana...
Un poco más, un
sueño más.
Un poco más, un
poco más y ascenderá. Ascenderá...
Se elevará en
la térmica del volcán de la esperanza y seguirá subiendo...hasta tocar el cielo
con las manos..."
(fragmento de NUNCA MAS PENAS NI OLVIDOS)
Juan Carlos Pumilla