martes, 7 de junio de 2016

Vengo

dibujo de Rege

Venimos de andar dos siglos en esta región del sur donde el sol se adormece.
¡Dos siglos!, Sostienen los abuelos, en rondas de consejas, “ni tanto ni tan poco…”
Jactancias del tiempo que sólo responde a las arbitrariedades del pensamiento.
Apenas si fue ayer en que un tal Pedro Andrés García de Sobrecasa mentó el nombre de Mariano Moreno en las Salinas Grandes. Ay …coronel, literato y guerrero, al igual que los jacobinos que fundaron la patria. Como el mismísimo sabiecito del sur que diseñó como nadie lo que sigue siendo un sueño.
No imaginaron aquellos constructores –maestros de obras mayores- que esas articulaciones de mayo se alzarían hasta el cielo.
Allí están, asomando en cada amanecer. Provocadoras, insurrectas. Un testimonio cotidiano de su altura al tiempo que referencia de lo que hay que recorrer para merecerlas.
Y en el medio la rosa de los vientos y sus alteraciones. Ciclos y orientaciones de un país que titubea o se resiste a su destino retornando voraz a Salinas, Ya no para estimular una consideración del porvenir sino para demandar una cuota de sangre vorogana.
(Llegará tarde Pancho Francisco con su canción a cuestas)
Y si no bastare reincidirá, actual, hasta extraer de aquel salitre una réplica de lo que fuera Iquique a principios de siglo.
Ay coronel García. Tu mandante Moreno se retuerce en su sepulcro azul por los que luego vinieron. .Por la ignominiosa utilización de tus galas en estas extensiones donde el sol se recuesta pero nunca descansa.
Cómo lograrlo con el llanto de un niño pendiendo entre los pliegues de la historia. Esas lamentaciones cuya estela de lágrimas labró otra rastrillada desde María Isabel Unepeo a Lucía Tartaglia.
María, expulsada de la vida. Lucía, desaparecida.
Después…después vino Malvinas
Y más acá, digamos, la rosa de los vientos y sus tenacidades. La coraza indeleble de una melga sembrada y el esfuerzo pionero por forjar nuestra pampa.
Desde los humedales del Oeste que entibia el Agua Poca a la brillante llanura de un dorado imperfecto. Desde el sitio que marca el inicio del bosque hasta las latitudes donde dos ríos se abrazan fraguando un arco iris, promesa y desafío.
Todo está aquí, todo, en estos acopios de la historia que solo son posibles porque hubo otros hombres dejando sus legados, sus mensajes simbólicos, en esas soledades de la casa de piedra.
¡Dos siglos! Ni tanto ni tan poco, sostienen los ancianos que hoy formulan a sus nietos una ponderación acerca de los peligros de las luchas truncas.
¡Resiste, exaltado de mayo, los sueños aun mueven el rabo!

La casa es el umbral

  La casa es el   umbral ( Mínima canción de contingencia) Retumban   esas   suelas...